El reloj mudo
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15.6.09
El reloj mudo que no podía gritar el tiempo, se callaba los segundos y se ahogaba con los minutos, las horas lo atragantaban y en un día todo se consumía, pasaba una semana y ni siquiera se movía; al cabo de un mes el mismo tiempo borró los rastros de lo que un día no fue.
Lunes 15 de junio; 17:43 hrs
Sentado en las escaleras de la catedral de Concepción, miré un reloj que sin sus manecillas naufragó por mi mente y me susurró su historia en una fría, pero cálida tarde de invierno, sin mucha luz, mucha gente transitando por el lugar, la compañía de dos amigas y un café. La mezcla perfecta para llorar de emoción.
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