Nos ha tocado difícil y muy difícil, Chile es un país de esfuerzo y un país que se la juega cuando es necesario, así como hay mucha gente buena, hay gente mala, gente que saquea tiendas, supermercados, bencineras y cuanta cosa se puede sin ninguna razón, gente que robaba en farmacias medicamentos que ni siquiera saben para qué son, lo hacen por hacerlo no por que realmente lo necesitan, gente que entra a las grandes tiendas para "aprovechar la oportunidad", se aprovechan del caos y del sufrimiento de un país entero sin ningún fin, y lo peor es que no les basta con robar almacenes y otros, si no que además se encargan de esparcir el miedo entre la población saqueando casas, las mismas casa que fueron destruidas por un terremoto y un tsunami, las mismas casas que pertenecen a familias que lo poco que pudieron mantener después de la tragedia lo perdieron gracias a malintencionados sin escrúpulos, me duele saber que existe tanta maldad, pero gracias a Dios, existe gente de buen corazón que se encarga de ayudar a otros. Siempre he dicho que todo lo malo sirve, y en este caso ha servido para unir a una población entera, vecindarios unidos por una causa, preocupados el uno del otro y cuidando del bienestar de todos, eso es rico, es reconfortante y agradable de escuchar. En estos momentos me encuentro bien, sano, pero con una tristeza que ya no sé dónde guardar, extraño a mucha gente y no sé qué hacer. Una vez más sólo queda esperar, esperar a que todo pase, será un proceso lento, pero lo vamos a lograr, no hay mal que dure mil años y unidos jamás seremos vencidos. Un abrazo enorme a todos, y mucha fuerza, que es lo que más necesitamos, estamos agotados, estresados y un poco mal genios, sólo le spuedo decir que tengan un poquito más de paciencia, haciendo filas, esperando por ayuda, tarde o temprano llegará. Sin otro particular me despido, esperando poder mirar al cielo y no pensar en el desastre que quedó, quiero volver a mirar las nubes y ver corazones en el cielo, no edificios rotos ni corazones partidos en dos.
