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El chico que se complicaba solo


no sabía qué quería, no sabía qué es lo que hacía y siempre se lamentaba por todo, que la taza estaba muy llena, que el vaso estaba muy vacío, que la comida estaba muy caliente, que el pan tenía poca mantequilla, que el yogur estaba vencido, que salía poca agua de la ducha, que el baño estaba hediondo, que su conexión a Internet era como las pelotas, que estaba tan gordo que parecía baca (con "B" porque según él, era una vaca más grande), que hacía mucho frío, que se tenía que levantar muy temprano, que la micro no pasaba nunca, que nadie lo tomaba en cuenta, que siempre tenía que dar consejos y nadie se los daba a él o, más bien, él no escuchaba los consejos de nadie. El chico que se complicaba solo sabía que se complicaba solo, pero simplemente no quería cambiar, sabía que todo estaba frente a él, pero prefería hacerse el tonto y pasar de largo. Un día se puso a llover bien fuerte, a diferencia de otras veces, según él, ésta era una lluvia distinta, mucho más nostálgica de lo común y hasta un poco salada. Nunca entendí bien a qué se refería, siempre decía cosas raras y creaba mundos en su imaginación. Bueno, ese día de la lluvia "triste", el muchacho salió a la calle con sus calcetines de polar, hace mucho no sentía los pies así de mojados y se sentó en la vereda simplemente a observar, se hizo de noche y una estrella se le acercó a conversar. La estrella le contó su historia, ella, a diferencia de todas las demás, estaba tristes porque se sentía sola y no tenía con quien hablar, allá arriba en el cielo todas eran iguales y nadie le prestaba atención, el chico le dijo que no era así, que cada una era diferente y poseía una luz especial, cada una formaba parte de un todo que era hermoso y sin igual. En ese momento el muchacho se dio cuenta que la lluvia de aquél día era producto de el llanto y tristeza de los demás astros que extrañaban a la pequeña estrella que salió a pasear. Simplemente eso, la estrellita se había perdido por ponerse a jugar y así, se despidieron,  la estrellita regresó con sus hermanas y el niño a su habitación, el cielo pronto se despejó y el muchacho tomó su lápiz, borró sus ojos tristes y pintó una gran sonrisa en su corazón.

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